EL CALZADO: EL CAMINO YA ESTÁ TRAZADO, HAY QUE ANDARLO.
En la etapa que va de Caldas de Reis a Padrón se encuentra una especie de monumento , o una escultura , o un algo, dedicada a las botas del peregrino.
El calzado dice mucho de ti.
Las bota están hechas para vivir emparejadas. Después, con el uso, tiene la forma de tus juanetes , la curva de tus genuflexiones , que pueden ser de orar, o de ascender la senda.
Tu calzado llora al recordar que un día calzaron a aquel niño que daba saltos al ir al colegio, que jugaba al fútbol en un patio infestado de niños , o corría jugando a polis y ladros. . Zapatos que trepaban a los árboles, que daban patadas a las latas de la calle , de regreso a casa, cuando aquella chica te dio calabazas.
Los zapatos de aquel chico enamorado que los frotaba al pantalón para lustrarlos.
Las botas de aquel joven con alma de mártir que entregó su vida a un ideal que le hizo pasar noches de rodillas. Zapatos de aquel hombre enamorado que paseaba horas y horas de la mano de una mujer que tenía estrellas en la mirada.
Zapatos de un hombre en paro que va pisando charcos y charcos , y regresa a casa a cenar pan con lagrimas. Zapatos de aquel anciano que no puede atárselos y su mujer se arrodilla para calzarlos.
Mientras andas el Camino te das cuenta de que tu biografía es tu calzado, tu retrato, tu espejo. Todo comenzó con esos patucos que te compró tu madre, y siguió con esos primeros pasos balbuceantes. O aquellos que dejaste en el salón de casa la noche de Reyes.
El alma , cuando te agachas para ponerte los zapatos, también se abaja, y queda atrapada en ellos. Uno siempre es responsable de los zapatos que calza.
En tu memoria , aunque no lo sepas, están todos los zapatos que has llevado: los indómitos, que te hicieron llagas que no has olvidado, los flexibles, los dóciles, los que tuviste que tirar porque eran de muy mala calidad: así fueron , según las etapas de tu vida.
En Caldas vi un vagabundo hurgando una papelera con un zapato en la mano buscando con ansia el otro par. A veces pienso que la felicidad consiste en la inminencia de alcanzarla y en la certeza de no conseguirlo nunca.
Los peregrinos se hacen al andar, el Camino ya está trazado. Las botas desgastadas te completan. ¡Ojalá encuentres ese calzado y que tengas una historia con ellos que valga la pena!
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