OLGA Y CRISTINA: ¡ A FINISTERRE!
Las encontré sentadas en una terraza desayunándose un café con leche, un bizcocho delicioso, esponjoso, dorado por la luz de la mañana , con un espolvoreo de azúcar ingrávido. Se llaman Olga y Cristina. Son checas. Cristina lleva la logística de una compañía de transportes que hacen rutas por toda Europa y África. Olga está jubilada. Son amigas.
No les mueve nada espiritual para hacer el Camino.
- Nuestro sueño es ir a Finisterre. Ni siquiera es llegar a Santiago. ¡ Queremos asomarnos al fin del mundo!
En algunas personas es muy fuerte ese sentido de dar un salto a lo desconocido, aunque caigas de cabeza y te desnuques.
Las dejé en la plaza, bajo la luz densa, menuda y pausada de la mañana. Disfrutando de un tiempo que hoy amaneció claro y fresquito, después de varios días de una lluvia de un marzo desapacible y vago.
Y felices. Uno no se acostumbra a la alegría de los peregrinos. El gran privilegio de la amistad es que uno no tiene que explicar nada.
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