ESTÁN CERCA.
Hace años hice el Camino Portugués desde Lisboa , pasando por Fátima. Por uno de los pueblos que pasé entré en un viejo cementerio. Nunca conseguí averiguar su nombre. Tal vez era una pedanía abandonada.
Allí tomé esta foto.
La muerte , siempre con prisas, como un ladrón sorprendido huye abandonando parte del botín. Pero se olvidó la sonrisa de su dueño, su amor por ese animal que le hacía compañía , ese entusiasmo por la vida que debía trasmitir.
Y allí estaba, tratando de rebuscar en su lápida la pérdida de su marcha. Añorando , doliéndose.
Durante muchos días de ese Camino vino esa imagen conmigo. Yo también me duelo y busco, y hocico en mi interior. La muerte no se lleva a los seres amados. Al contrario, los guarda y los ennoblece en la memoria y en el corazón. Están cerca.
La vida sí que nos roba a los vivos muchas veces y definitivamente.
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