PONERSE EN SITUACIÓN.
- Comencé sin saber muy bien la razón . Quería estar solo y andar. Lo importante del Camino- me cuenta un peregrino- es el núcleo de la historia: cómo puede cambiar la vida un impulso sincero de poner en claro el pasado, después se inicia un arrepentimiento larvado . Y más tarde, o simultáneamente, comprendes que hay un sacrificio que se vive como reparación de aquello que se hizo mal.
Porque , no sabes cómo, entiendes que hay cosas que has hecho en tu vida que no estuvieron bien. Y quieres reparar. Y rezas.
Yo no sé rezar. Y aquí he rezado. Pienso que con esos presupuestos de sinceridad interior, no importa cómo, las razones que a uno le movieron al principio tienen nada que ver con las que se descubren al final.
Hablando con este hombre - se llama Marcos, de Murcia- uno se da cuenta de que todo eso que cuenta delante de una cerveza, sentado en un velador, lo propicia el ponerse a uno mismo en una situación que permita la reflexión, que rompa las comodidades y rutinas habituales, que facilite abrirse a las necesidades y problemas de los demás lo que siempre relativiza los propios.
Una persona que comenzó el Camino de Santiago sin ninguna clase de referencia religiosa y que ha terminado con el afán último de perdonarse uno a sí mismo y de tener una visión más comprensiva de los demás.
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